“Corre”, eran las últimas palabras que
había escuchado desde que comencé a correr. No siento la noción del tiempo y no
sé de qué escapo. Tratando de mirar hacia atrás, no me quedará nada más que
parar, con un miedo que recorre todo mi cuerpo freno de golpe y giro
rápidamente hacia atrás, temerosa.
Mis ojos veían algo deslumbrante, pequeñas luces pararon a mi alrededor, su color azul me fascinaba y de pronto…
Empezaron a pitarme los oídos, me dolía mucho la cabeza y no sabía por qué… Llevaba varias horas corriendo, o al menos eso me parecía, puede que el cansancio hubiera estado provocando en mí la sensación de que el tiempo se había alargado.
Entre las luces, percibí un humo gris que se iba acercando cada vez más, decidí que no volvería a darme la vuelta pero al girar de nuevo la cabeza, vi delante de mí al conejo blanco, y después una pequeña cajita de madera con la que hubiera tropezado de no haber parado.
La abrí despacio, desenrollando con cuidado el pedazo de papel que encontré en su interior, no había nada mas, solo esa nota:
No vale la pena que corras, ya estas dentro.
Mis ojos veían algo deslumbrante, pequeñas luces pararon a mi alrededor, su color azul me fascinaba y de pronto…
Empezaron a pitarme los oídos, me dolía mucho la cabeza y no sabía por qué… Llevaba varias horas corriendo, o al menos eso me parecía, puede que el cansancio hubiera estado provocando en mí la sensación de que el tiempo se había alargado.
Entre las luces, percibí un humo gris que se iba acercando cada vez más, decidí que no volvería a darme la vuelta pero al girar de nuevo la cabeza, vi delante de mí al conejo blanco, y después una pequeña cajita de madera con la que hubiera tropezado de no haber parado.
La abrí despacio, desenrollando con cuidado el pedazo de papel que encontré en su interior, no había nada mas, solo esa nota:
No vale la pena que corras, ya estas dentro.
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